Abrí los ojos. Frente a mí se extendía un florido campo lleno de flores de numerosos colores. Cada una de ellas distinta, diferente. Con un olor y textura que hacía a cada una de ellas especiales. El inmenso cielo azul se abría paso sobre mí. Unas pocas nubes se movían en la dirección de la melodía que creaba el viento. Aspiré su aroma y mis sentidos explotaron. El sol resplandecía, iluminando mi pálida piel. En el centro de toda esa belleza, estaba yo. Vestía un primaveral vestido de flores rojas, azules y blancas. Mi cabello, suelto al viento, formaba una cascada cobriza sobre mi espalda. Y, lejos de mí, estaba él. Le observé detenidamente, quedándome con cada uno de sus rasgos. Vestía una camiseta blanca simple y unos vaqueros rotos, pero aún así estaba guapísimo. Levanté la vista y clavé mis verduzcos ojos en los suyos. Esos ojos de un color azulado. Un azul suave y natural que me inspiraba confianza. Me hipnotizaba. Dentro de ellos había un brillo especial qu...
Si nos da miedo el amor, es porque hubo una vez que nos hicieron daño, incluso dos; y a la tercera, cuando en teoría va la vencida, lo que ocurrió fue que verdaderamente nos dimos por vencidos. Así que no juzgues a alguien por lo que quiere o deja de querer, porque a lo mejor tiene el corazón hecho añicos y unas cicatrices en su piel que no se irán por mucho tiempo que pase. El amor es ese tren que no es que no espere, sino que atropella, pero es dirigido por quien te habrías tirado a las vías una y otra vez. Por eso no vuelve a pasar, porque cada amor mata y la ilusión del siguiente es lo que resucita. Y por eso hay quien dice que si no has muerto por lo menos siete veces en vida es que no has vivido nada. Hay que tener un par de cojones y mucho, pero que mucho coraje para enamorarse, porque aquel que hoy te da besos y te sonríe es el mismo que una mañana cualquiera dejará las sábanas frías y un hueco imposible de llenar en tu cama. ...
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