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No sé qué ha pasado. Algo en mi cabeza ha hecho clic. Dieciséis meses sin ti después, aquí estoy, leyendo las cartas que te escribí para animarte aquella vez de muchas que nos enfadamos, y las lágrimas corren por mis mejillas. Siempre me decía a mí misma que no quería tener jamás que aprender a olvidarte, y, hoy, por fin, me doy cuenta de que eso es imposible. Y es que me doy cuenta que por mucho que quieras enterrar tus sentimientos, al final, estos acaban saliendo a la luz. Y te odio. Te odio por hacerme sentir así. Por no haberlo dado todo cuando pudiste. Por hacer que ahora me esté preguntando qué coño habría pasado si hubieras apostado todo por mi una última vez. Un día me dijiste que mientras hubiera amor, todo, absolutamente todo, tendría arreglo. Y ahora, después de tanto daño, es cuando me pregunto: ¿mejor desde cero que desde nunca?
Tú solías venir con todas esas flores de colores y me dedicabas un par de sonrisas mientras me las dabas y yo te devolvía otra algo forzada, es así.  Puede que tú fueras el pájaro que mas alto volaba  y yo el triste perro atado a un poste sin libertad alguna.  Puede que tu fueras las estrellas que más brillaban en la pradera  y yo el cielo contaminado de Madrid.  Quizá yo no era la otra mitad que andabas buscando y te juro que intenté que todas nuestras piezas encajaran, te lo juro. Pero todas las noches pensaba qué sería de nosotros si uno de los dos ya no estuviera allí.  Y también te juro que mi postura no cambiaba.  Yo seguía siendo la que se moría de aburrimiento y la que aburría.  La que le tenía alergia a todas esas preciosas flores.  La que nunca volaba, porque temía la caída.  La que no sabía cómo demonios brillar en aquel oscuro cielo.  La que no podía seguirte mucho más.  Y no quería. No quería dejarte ir muy en el fondo, ¿sabes?  Pero

St. Valentine's

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Y ya sabemos que el amor no es sólo un ramo de flores, que también es estar el uno para el otro cuando se llore. El amor no es pintar de promesas vacías los días, no es un querer efímero, un amar pasajero. Llegaste tú y contigo reinventé la palabra amor, le dimos la vuelta y te juro que aún me sigo perdiendo en tu mirada imposible de no enamorarme. Y te estoy amando como nunca lo hice, porque sacas lo mejor de mi, porque sin ti mis ganas desaparecen, porque al fin quiero llegar de tu mano, porque no quiero tener jamás que aprender a olvidarte; que si eres fuego me quemaría de nuevo y mil veces más. Que quiero mil años contigo para poder seguir viendo tu sonrisa y seguir creando constelaciones uniendo lunares en tu espalda. Que eres lo mejor que puso pasarme, que quise encontrarme y que supe soñar.
Y es que ya todo pesa demasiado,  sé que soy lo que me exijo t anto  y trato de tirar siempre de todo aunque ya no pueda más.  Y es que cambiado, y verme rodeada  de toda esta gente me hace sentirme tan sola que me enfado con el mundo aunque sepa que no sirve de nada. Y es que mejor me quedo ajena a ese rebaño, y aunque duele   sigo empujando el vagón de mis valores  en esta montaña rusa de mis ánimos.  Apenas he pasado por la vida y ya me pesan sus cadenas.
Enamorarse es como saltar al vacío con los ojos cerrados,  sabes que es una completa locura,  pero aún así lo harías si sabes  que esa persona te está esperando abajo.  Porque sabes que la miras a los ojos  y en ellos encuentras todo lo que necesitas,  y lo único que más deseas es  poder disfrutar de su presencia  todos los días de tu vida.  ¿Mariposas en el estómago, sonrisas tontas?  Es muchísimo más que eso.  Es perder la cabeza, la razón  e incluso a ti mismo.  Es volar a ras del sol,  sentir el aliento de mil primaveras sobre tu piel,  nadar en lava ardiente,  correr para encontrar el final de un arco iris,  besarle la nuca a la muerte y echar a correr;  creer en los imposibles,  tocar el cielo,  soñar con mil mundos a su lado,  querer por encima de todo,  y amar y sentirte la persona  más feliz y afortunada  del mundo entero.
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Y sigo hundida en el mar frío y hondo de tus recuerdos; sigo echando de menos cada uno de tus lunares, todas las historias que pasaban por tu cabeza, cada uno de los sueños que me contabas ilusionado, el coger tu mano y poder sentirme segura, poder abrazarte y llamarte segundo hogar. Así que quizá (y ojalá) algún día podamos volver a ser dos personas conociéndonos por primera vez.
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Me voy con la tranquilidad de saber que hice todo lo que pude por ti, que todo lo que te dije fue sincero y de corazón, que todo lo que hice fue tratar de que vieras la vida de una forma diferente. Quizá no me fui de la manera correcta, quizá aún pienso a veces qué hubiera pasado si me hubiera quedado. Por que sí, aún sigues pasando por mi mente como la letra de una canción que tienes medio olvidada pero que sigue ahí. Y me duele verte perdido, pero lo que más me duele es saber que probablemente nunca jamás vaya a poder ayudarte a encontrarte. Y me mata pensar que lo estás pasando mal, que jamás voy a poder ayudarte de nuevo a ver la vida con buenos ojos, porque para ojos bonitos los tuyos. Y me atormenta acordarme a ratos de ti, porque todas las noches mis demonios vienen a susurrarme tu nombre, y en mis pesadillas aún aparece él, con sus ojos rojos y un cuchillo afilado en la mano, murmurando todas las venganzas que me tiene preparadas y que algún día dice que cum