Cada vez que te miro, siento esa habitual descarga eléctrica que me recorre toda la espina dorsal.
Cada vez que te miro, mis huesos tiemblan como la gelatina.
Cada vez que te miro, me derrito por dentro.
Cada vez que te miro, los ojos me hacen chiribitas.
Cada vez que te miro, esa sonrisilla tonta asoma con aparecer en mi boca.
Cada vez que te miro, pienso en nuestro futuro
el que podríamos tener si estuviéramos juntos.


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