Hoy he soñado contigo.

Yo estaba en un bosque, y era noche cerrada. Alrededor de mi los árboles se balanceaban con la brisa nocturna. Mil y una estrellas brillaban en el oscuro firmamento. Y entonces aparecías justo en frente de mi con tu preciosa sonrisa y tus ojos brillantes. Corrías hacia mi y me abrazabas, me abrazabas como nunca antes lo habías hecho, con fuerza, como si temieras que me fuese a ir.

Y entonces me susurrabas uno de esos "te quiero" que tanto me gustan.

Hoy he vuelto a soñar contigo. 

Era el mismo paisaje, la misma noche, las mismas estrellas, el mismo bosque. Tú volvías a aparecer enfrente de mi, con una sonrisa frágil, pero esta vez no corrías hacia mi, sino que yo corría hacia ti. Y te abrazaba, y entonces tú me correspondías, pero no con la misma fuerza que antes. 

Y entonces yo te abrazaba más y más fuerte, esperando un "te quiero" que nunca susurraste.

Hoy he vuelto a soñar contigo.

De nuevo, todo igual. El mismo bosque, el mismo cielo tan oscuro que casi parecía negro, las mismas estrellas brillantes. Y entonces volvías a aparecer, pero esta vez no sonreías. Y comencé a correr, pero a cada paso que daba simplemente parecía que te ibas alejando y alejando. Hasta que te alcancé, y justo cuando fui a abrazarte, te empezaste a desvanecer, y contigo el paisaje cambió. El viento se intensificó, y los árboles comenzaron a mecerse con más fuerza. Las estrellas desaparecieron, y el cielo se tornó de un negro tan oscuro que sólo podía ver el brillo triste de tus ojos. 

Y mientras desaparecías para siempre de mi, justo cuando sólo podía apreciar tu rostro, susurraste unas palabras que se clavaron en mi corazón para siempre: "te lo advertí".