Parece que fue ayer cuando todo sucedió. Cuando todo se derrumbó como una torre de naipes a pesar de lo bien que la habíamos construido. Cuando de un segundo a otro, dejamos de ser algo. Cuando, tan rápido como un pestañeo, todo acabó. 

Pero hoy, después de horas, días, semanas de aquello, me he he dado cuenta de algo. De que es imposible olvidarte. De que eres demasiado importante para mi como para dejarte ir. 

Que simplemente eres vital para mi; 
que eres el aire que respiro, 
la sangre que corre por mis venas, 
el corazón que mantiene viva mi existencia, 
la luz que ilumina mi mundo, 
cada una de las notas de mi canción predilecta, 
el olor de mi libro favorito, 
y la historia más perfecta que jamás escribiré.


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