Es difícil de creer que en este mismo momento 
estemos tan bien como al principio. 
Que aquellas piezas que no terminaban de encajar, 
ahora se complementen de una manera tan abrumadora. 
Que aquel amor de verano
hubiese seguido hasta el final del invierno 
y más.

Pero, sinceramente, tengo miedo. Mucho miedo. 
Miedo de no ser suficiente para ti; 
de que te llegues a cansar de mi
(porque los dos sabemos que puedo
llegar a ser absurdamente insoportable);
o de que te haga más daño del que ya te hice,
o sólo de que esta distancia nos termine de
alejar para siempre.

Pero, sin embargo, aún me queda esperanza. 
Esperanza de que todo siga igual de bien,
de que todas las peleas desaparezcan sin más,
(o de que sencillamente no haya peleas);
de que me sigas viendo con los mismos ojos de siempre,
o de que sigas aceptándome tal cual soy,
o de que simplemente sigas ahí para mi
incluso cuando no te pido quedarte.


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