Y estaba sola, asustada, vacía;
hasta que apareciste tú.
Tú, que tenías los ojos más bonitos del mundo
y que tenías el mundo más bonito en tus ojos.
Y ahí fue cuando aprendí que puedes cerrar tus ojos a las cosas que no quieres ver
pero no puedes cerrar tu corazón a las cosas que no quieres sentir.
Que a mi me gustaba lo diferente, lo complicado,
y por ello tú fuiste mi mayor reto.
Contigo aprendí que lo contrario de vivir es no arriesgarse
o que irónicamente las personas que más quieres son aquellas que te hacen más débil
pero, sobre todo,
que a veces las cosas llegan cuando las dejas de buscar.
Y todo iba bien hasta la primera vez que me hiciste daño;
ahí fue cuando supe irremediablemente que había empezado a quererte de verdad y
que tú abrazabas mis partes rotas y rompías mis miedos.


Comentarios

  1. Oh, no puedo coincidir más,
    los sentimientos no puedo rechazarlo están ahí y punto, lo único que los marchita es el tiempo
    y a veces ni eso.
    Besos, Amanda.
    P.D.: Pásate por el blog, hay un sorteo activo :3

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog