Ojalá al decirte adiós una gran parte de mí no se hubiese ido contigo,
ojalá solo te hubieses ido tú,
ojalá directamente te hubieses quedado.
Que quizá los dos éramos dos cataclismos,
cada uno a nuestra manera,
pero a veces juntar a dos desastres
puede ser la solución al problema.
Que para mí fuiste salvavidas,
el salvavidas que me reconstruyó;
y ahora mismo eres infierno,
pero un infierno en el que me quedaría toda la vida
si tú estás en él.
Quizá es que no me veo capaz de querer a alguien más
como te quise a ti,
y eso acojona.
A día de hoy sigo sin tener muy claro 
si es valiente el que se queda
o el que se va.
Lo único que tengo claro es que la tristeza 
me acompaña día a día
y que veo imposible de llenar
este vacío tan abrumador que me consume.
Porque a veces solo hay un paso
entre luchar por alguien
y rogarle que se quede.
A día de hoy te echo de menos
y me duele, duele como nunca.

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