Probablemente te digan
que no te aferres al pasado,
ni a los recuerdos tristes;
que no revivas dolores y sufrimientos,
que te olvides de que tienes cicatrices.
Que no mires atrás.
Que te fijes en lo bonito del día
y te olvides de que la noche pasó.

Pero,
si la noche (tú) me destruyó,
¿por qué la (te) echo de menos?

Que tú has sido mi mayor demonio.
Pero, al fin y al cabo,
el demonio que más me ha visto brillar;
el que ha pegado los ojos tan cerca de mi piel
que me ha visto por dentro.
El que me abrazó tan fuerte
que mis piezas volvieron a juntarse.
El que me recordó lo que era estar viva.

Y quizá por eso nos sentimos vacíos:
porque dejamos trozos de nosotros mismos
en las cosas que solíamos amar.

Imagen de black and white, angel, and art

Comentarios

Entradas populares de este blog