Sobre los sentimientos no hay manual de instrucciones, ni maqueta de lego, ni cubo de Rubik, no hay llave que abra el candado. No hay nada que se pueda hacer, aunque muchas veces un "te quiero", como ya dijeron, signifique "quiéreme". Es así. Un día, nada perceptible ocurre aunque algo pase y, de repente, sientes. Y ya no vuelves nunca más a ti. Da igual que regreses a casa, que deshagas las maletas, que vuelvas al café de las mañanas, que abras los mismos libres y escuches esa canción. El mundo sigue girando, pero tú ya no vuelves a ser el mismo.
Aún recuerdo cuando no significabas nada para mi. Cuando no era consciente de tu existencia. Pero ahora tu eres la razón por la que tengo estas horribles ojeras bajo mis ojos, por la simple justificación de estar hasta las cuatro de la mañana pensando en ti. Es extraño cómo una persona puede significar nada para ti pero en unas pocas horas, días, semanas o meses puede convertirse en tu mundo, en tu sol, en tu universo, incluso aunque esa persona al final acabe hundiendo tu corazón en un mar de arrepentimiento dejando un huracán de memorias agridulces tras de sí.
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